La placa, el modelo y el color del auto coincidían perfectamente, lo que confirmaba que esta mujer era la amiga de la persona objetivo.

Lo que había pasado anteayer, ayer había estado buscando todo el día sin encontrarla, y hoy finalmente había logrado seguirla hasta este punto.

Mirando el nombre del hospital, no entró, sino que hizo una llamada telefónica.

—¿Conseguiste seguirla esperando afuera del complejo residencial? —se escuchó la voz grave de un hombre.

—La persona aún está en el hospital. Seguí a su amiga y la encontré aquí —dijo él.

—Entonces va a ser difícil actuar. Ella tiene gente detrás, el hospital definitivamente está siendo vigilado. Cuídate de no ser descubierto antes de hacer algo —respondió el otro.

El hombre se burló con desdén:

—¿Crees que todos son tan estúpidos como tú, Juan?

Juan al escuchar esto se tragó su rabia pero tuvo que aguantarse, porque ahora ni siquiera estaba en San Miguel del Monte, sino en un pueblo de la ciudad vecina.

Maldita sea, la policía esta