—Además, mi fallo esta vez no fue por mi culpa, fue porque no me dijiste de antemano que esa mujer tenía guardaespaldas protegiéndola en secreto —dijo el hombre nuevamente.
—Dame una oportunidad más, garantizo que no habrá accidentes. Antes quería llevármela y eliminarla, esta vez la mataré directamente en la calle —su tono era siniestro y cruel.
Isabella guardó silencio sin hablar. Era cierto que por el momento no tenía manera de contactar otros asesinos profesionales.
Además, el plan original era no usar este número de teléfono por un tiempo corto, esconderlo en otro lugar y esperar a que pasara la tormenta de estos días.
—No voy a recuperar el anticipo que te pagué, considera el fracaso de la misión como dinero para comprar tu silencio, ¿entiendes lo que significa? —dijo Isabella fríamente.
El hombre entendió y garantizó:
—Si no tengo éxito, no quiero el pago final, y durante este período tampoco te contactaré, incluso si me atrapan no te delataré.
—Entonces ve a hacerlo, esta vez n