Isabella no recibió la llamada del hombre esa noche, se fue a dormir decepcionada, lamentándose de no haber pedido que le dieran el número a ella.
Para cortar por lo sano, tenía muchas ganas de saber si el tipo tenía "potencial de desarrollo", para no perder tiempo buscando a otros hombres.
Mientras pensaba cuándo la contactaría, sonó el teléfono, a las ocho y media de la mañana.
El celular sonó y vibró una y otra vez, pero ella todavía estaba dormida y no pudo contestar.
Cuando se despertó ya eran las once, agarró el celular y vio que tenía tres llamadas perdidas de un número desconocido.
Hasta preocupado de que pensara que eran llamadas de acoso y no contestara, el tipo consideradamente le había mandado un mensaje de presentación.
Decía que era el comprador que había comprado el collar, que la había contactado ayer a través de la casa de subastas.
Isabella inmediatamente le regresó la llamada, y el otro contestó en unos segundos.
—¿Bueno?
Se escuchó una voz masculina grave y con magn