Celeste actuó más rápido que su pensamiento, arrebatándole el teléfono con una sonrisa forzada:
—No llames de vuelta, podría ser...
—Es Aurelio —interrumpió Marisela—. El asistente de Lorenzo.
Celeste se quedó sin palabras, su expresión cambiando varias veces mientras giraba la cabeza con nerviosismo:
—Ya están divorciados, no contestes ni devuelvas la llamada. Seguro que como bloqueaste a Lorenzo, está usando el teléfono de su asistente.
Marisela apretó los labios sin decir nada. Ya había pensado lo mismo y no tenía intención de devolver la llamada.
Celeste procedió a bloquear el número y eliminar el registro de llamadas antes de devolverle el teléfono:
—Lo he bloqueado. No contestes llamadas de nadie relacionado con Lorenzo.
Marisela asintió y continuó viendo la película. Celeste estaba a punto de dejar su propio teléfono cuando empezaron a llegar mensajes incesantemente, como si fueran llamadas urgentes.
Eran de Lorenzo, y el contenido... puras ofensas contra ella.
Había configurado