[No te preocupes, señor Cárdenas. Cuidaré muy bien de Marisela. Esta noche reservaré diez modelos masculinos para consolar su corazón herido~]
Cuando Lorenzo intentó llamar de nuevo, no pudo conectarse. Furioso, arrojó el teléfono a la alfombrilla del asiento del copiloto.
—¡CELESTE! —masculló Lorenzo entre dientes, agarrando con fuerza el volante.
¡Si se atrevía a traer modelos para Marisela, no dudaría en destruir a los Bustamante!
En medio de su ira, sintió una oleada de miedo y ansiedad. Le preocupaba que Celeste realmente lo hiciera, así que recogió el teléfono pensando en cómo encontrarlas.
Entre llamar a los padres de Celeste o a Ulises, eligió a este último, pues sería más fácil comunicarse entre personas de la misma generación.
Hizo la llamada y el otro respondió rápidamente. Lorenzo preguntó con urgencia:
—¡Señor Bustamante! ¿Dónde está Celeste ahora?
Al otro lado, Ulises respondió con sarcasmo:
—Vaya, ¿quién publicó anoche fotos de su ex-esposa? ¿Ahora quieres conquistar a m