Capítulo 234
Margarita se paró en la puerta y le entregó su celular, luego le susurró con nerviosismo:

—Parece que el señor está de muy mal humor, deberías consolarlo un poquito...

Celeste se quedó sin palabras...

A ella no le apetecía hacerlo, ¡quería mandarlo al carajo!

Celeste no dudaba que, si apagara también el teléfono de Margarita, Lorenzo seguiría llamando a los otros sirvientes de la casa y luego le pediría a ella que lo contestara.

No podía dejarlo despertar a todo mundo...

Celeste solo pudo forzar una sonrisa. Tomó el teléfono, cerró la puerta y se lo llevó al oído, respirando hondo.

—Celeste, ¡te atreves a colgar mi teléfono! Necesitas ya una buena lección, ¿verdad?

Antes de que pudiera decir algo, los furiosos gritos del hombre le retumbaron en el oído, haciéndole doler los tímpanos.

Como era de esperar, diría esas dos frases.

La suave voz de Celeste sonó tranquila:

—Tú fuiste quien empezó con los insultos.

—¡Porque estabas dormida!

Celeste se quedó sin palabra de nuevo.

¿Solo porque
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