—Ve en los procesos con ellos primero. Voy para allá ahorita.
Dicho esto, Lorenzo colgó la llamada. Jaló la manta para cubrirla un poco, dispuesto a irse. En ese momento, una manita lo detuvo agarrando el borde de su camisa.
Él se volvió para mirarla, y vio que ella lo miraba fijamente con los ojos claros, muy inocente. Él arqueó un poco la ceja:
—¿Has despertado ya?
Celeste lo miró por unos segundos y, de repente, se destapó y se le fue encima. Instintivamente, le extendió los brazos y la abrazó. Ella se apoyó contra su pecho firme, con la mano agarrando su camisa y de repente, se paró de puntillas y ¡le dio un mordisco feroz en los labios! Después de eso, se separó y lo miró con una sonrisa satisfecha.
Lorenzo ni se lo esperaba y recibió de repente ese mordisco. Frunció el ceño por el dolor y la reprendió fríamente:
—¿Estás loca?
—¡Tú me mordiste primero! —respondió ella con seriedad.
Lorenzo se quedó sin palabras…
Aparentemente, aunque había abierto los ojos, ella aún estaba en un e