—¿Me trajiste todo lo que te pedí? —preguntó la hembra vieja sin siquiera girarse a mirarla.
Aisha terminó de entrar a su casa sin asustarse.
Ella conocía perfectamente los poderes de Gala, había presenciado muchas cosas en esa casa. Muchos lobos la evitaban, pues tenían miedo de lo poderosa que era aquella hembra, la bruja era de temer, sin embargo, ella ya la conocía demasiado bien como para saber que nunca le haría daño.
La había conocido desde hacía muchísimo tiempo, cuando apenas era una cachorra, Aisha había escapado del orfanato harta de las burlas de los cachorros que estaban allí.
Todo el tiempo se burlaban de ella por no saber su origen, pues aunque los demás no tuvieran padres, sabían de dónde venían, salvo por ella.
La llamaban “hija del bosque”, pues allí había sido encontrada, pero cuando ella conoció a Gala, aquel nombre tomó otro significado para Aisha podía recordarlo como si hubiera sido ayer.
NUEVE AÑOS ATRÁS:
—No llores, ellos están celosos por ese brillo que eman