Kieran sostuvo al pequeño cachorro aferrándolo a su pecho embelesado con la criatura tan maravillosa que su compañera y él habían creado.
Ciertamente, no había tenido tiempo para disfrutar del embarazo de Aisha pero a partir de ese momento prometía estar en cada uno de los momentos con su hembra y sus cachorros.
Llevó a Asher hasta Aisha y ella lloró al ver a su cachorro.
Su piel delicada estaba enrojecida pero cuando sus párpados se abrieron pudieron ver el color exacto de su madre en ellos.
—Diosa, nuestro cachorro es tan hermoso Kieran —susurró mirando al cachorrito y Kieran asintió con la cabeza.
Besó la frente de su hembra conmovido.
—Jamás pensé verme así —dijo Asher con el ceño fruncido viendo su pequeña versión.
Aisha estuvo a punto de reírse pero un nuevo dolor la sacudió.
—¡Ah!
El grito fue estridente.
Ahogado.
—Tranquila, cariño. Respira —habló Dana suavemente a su lado instándola a tomar aire.
Aisha apretó sus dientes, pero al sentir una nueva oleada de dolor empujó profund