Los colmillos de ambos crecen como si quisieran marcarse pero ninguno dice nada, ambos se contienen mintiendo lo mejor que pueden.
Aisha piensa que es una locura y Kieran que podría asustarla.
Lucha con su lobo porque ella no e su compañera y si Aisha lo rechazara sería devastador para él. Tenía que mantenerse controlado y no perder la cabeza.
Enamorarla.
Eso era lo que tenía que hacer.
Enamorar a aquella hembra hasta hacerla suya. Ya había dado el primer paso, ahora no la dejaría escapar.
—Eres tan hermosa —susurró Kieran pasando su nariz por su clavícula erizándole la piel a la hembra.
Pero Aisha no puede decir absolutamente nada, demasiado aturdida como para poder expresar sus sentimientos.
No sabían cuánto tiempo había pasado perdidos en aquella bruma, Kieran apoyó su frente en la de Aisha y ella enseguida se estremeció ante la mirada que le dio, parecía ser tan íntima. Como si estuviera comunicándole algo más. Algo que no entendía.
Sus mejillas estaban completamente rojas cuando