Las palabras resonaron en su cabeza creando una sinfonía de emociones dificiles de eludir.
—N-no lo entiendo, yo... estoy confundida. ¿A qué te refieres con ser tuya, Kieran?
Él acarició con su pulgar la suavidad de su mejilla observándola como nunca nadie lo había hecho haciéndola estremecer.
—¿Quieres que sea tu amante? —su voz sonó temblorosa y soltó un gemido ahogado.
Enseguida apartó sus manos con violencia de su cara e intensó marcharse pero él la abrazó por la espalda, sus brazos se cerraron sobre su torso y su espalda chocó contra su pecho.
—¡Suéltame ahora! ¡No voy a dejar que me ofendas así! ¡No voy a ser tu amante ni la de nadie!
—Yo no te estoy pidiendo eso, chica bonita —su ronca voz provocó que se tensara.
No podía verlo pero Kieran estaba sonriendo.
Aisha no tenía miedo en defender sus principios incluso de él, siendo el hijo del Alfa. Ahora podía entender aún más que si ella se había entregado a él era porque era importante y Aisha finalmente había caído en cuenta de