Diana podía sentir las manos grandes de Aris ciñéndola a su pecho como si quisiera fundirse a ella. Comenzó a experimentar la dichosa sensación de las mariposas revoloteando en su vientre.Antes había pensado que esa expresión humana que su hermana mayor decía era tonta pero jamás se había imaginado que era real.Sin embargo, antes de que pudiera disfrutar demasiado de aquella emoción, Aris la apartó repentinamente clavando sus ojos ardientes sobre ella con el mismo desdén con el que siempre la veía.—¿Aris...?—Eso no significó nada para mí —gruñó él pareciendo por primera vez vulnerable ante ella desplazando el orgullo con el que normalmente actuaba mientras apartaba sus ojos de Diana.—Tú... tú me besaste. Ahora estás mintiendo.Sus ojos volvieron a posarse sobre ella fingiendo desdén.—Un beso no es nada, no seas tonta. Estaba aburrido y quería molestarte, eso es todo. Solo encontré una manera de callar tu retahíla. No me interesas en lo más mínimo.—Estás mintiendo, solo quieres
Ha pasado un mes completo desde que Diana evitaba lo más que podía a Aris y una parte de ella se sentía vacía y solitaria por más que estuviera rodeada de gente.Ese era un secreto meramente suyo porque no quería volver a ser humillada por Aris otra vez, incluso aunque aún le encantara provocarlo cuando estaba cerca.Él seguía trazando la línea entre ambos pero Diana podía ver la oscuridad en sus orbes al verla estar cerca de otro macho incluso aunque no se acercara directamente a ella para reclamarle cada macho que estaba lo suficientemente cerca de ella alguna vez terminaba siendo herido por Aris.Durante todo ese mes en el instituto Diana había comenzado a adquirir más poder y fuerza.Siendo su padre quien la entrenaba antes tendía a ser más delicado y no le gustaba lastimarla, pero ahora notaba muchísimo más su potencial aunque aún no hubiera descubierto su poder.—Si pudieras morir por una mirada seguramente ya estarías muerta —dijo Zakiel llegando a su lado con una bebida.Diana
Aris entró a su casa sumamente tenso.Los había seguido a lo lejos dándose cuenta de que Zakiel no había llevado a Diana a su casa sino que la había llevado al Este.Un instinto posesivo quería apoderarse de él. Próximamente sería su cumpleaños y podría descubrir a su lobo pero estaba casi seguro que era este en su interior intentando llegar a la hembra que siempre había considerado suya.Se detuvo en seco al escuchar la melodiosa risa que se clavó en su pecho profundamente. Siempre había sido su sonido favorito. De hecho, todo lo que tuviera que ver con Diana lo era, aunque jamás lo dijera en voz alta al considerarlo una debilidad. Sin embargo, no podía evitar sentir envidia cuando era otro quien provocaba su risa. Siempre se había sentido celoso de la conexión de Diana con su hermano.—Maldita sea, ¿Por qué demonios la trajo aquí?Echo una furia llegó en dos zancadas a la habitación de su hermano menor y abrió la puerta de golpe encontrándose con la imagen de Diana sentada sobre la
Afortunadamente Diana no estaba demasiado lejos y al sentir sus pasos pesados detrás de ella no dudó en volverse para ver al macho, fingiendo indiferencia retomó su caminata pero fue interceptada rápidamente por Aris ocasionando que su cuerpo quedara pegado contra la pared y el cuerpo firme de Aris.Alzó la mirada a su rostro cincelado casi sin aliento mientras sus ojos se encontraban al mismo tiempo que él se ceñía sobre ella con la mandíbula apretada. Podía ver su rabia pero eso solo la divertía y la irritaba en partes iguales.—Quítate.—Mantente alejada de Zakiel, híbrida.Ella chasqueó la lengua.—No me hagas reír, estás obsesionado con dar órdenes pero no se te olvide que esta híbrida también es la princesa del Noroeste. La manada más grande que existe, cuando me convierta en Gobernante seguro te va a arder.—No por mucho tiempo. No me importa en lo más mínimo si eres Gobernante o no. El Este será mejor que el Noroeste y por si lo olvidas tendrás que lidiar mucho conmigo porque
Como siempre ese día Aris estaba en la arena mostrando su arrogante sonrisa.—¿Nadie quiere retarme? —preguntó el macho mirando a su alrededor. Por lo general solo un atrevido macho lo retaba por día queriendo derrotarlo de una vez por todas pero nunca sucedía.Ahora mismo dos lobos jóvenes se estaban llevando el cuerpo inconsciente del contrincante que lo había enfrentado.Diana le dio una mirada a Aris queriendo meterse en su cabeza y ver qué le pasaba para necesitar pelear.Desde el día que su padre los había pillado en una situación comprometedora ella había tratado de mantenerse alejada de él pero sus ojos siempre lo buscaban y ciertamente él también la provocaba estando cerca de ella.En ese instante sus ojos se encontraron intensamente y el ruido exterior quedó reducido a la nada.Diana tragó saliva pero alzó la barbilla mostrando que Aris no la intimidaba, aunque fuera todo lo contrario.—¿Nadie? —se burló él de manera oscura y creída.A Diana le irritó su actitud creída ento
La música se extendía por todo el lugar mezclándose con las risas coquetas de las hembras alrededor de Aris.Diana estaba ardiendo de celos mientras sostenía la bebida entre sus manos.Notó su postura relajada, engreída y superior a todos los que estaban a su alrededor. Cosa que le irritaba y le atraía en partes iguales."Como lo detesto..."Pero a la vez quería ser ella el centro de su atención. Quería besarlo. Ser suya.No era solo el hecho de que algún día se convertiría en el Alfa de la manada del Este lo que llamaba la atención de las hembras a su alrededor. Sino también la confianza y la seguridad con la que se movía. El hecho de que siempre estuviera en el foco de atención de las hembras con sangre Alfa solo la enfurecía mucho más porque sabía que Aris las preferiría sobre ella.Siempre la llamaba híbrida de manera despectiva..."Sin embargo, siempre está cerca de ti. Siempre está mirándote."Susurró una voz en la cabeza de Diana que hizo que ella frunciera el ceño sin saber d
Aris la aferraba a él como una segunda piel mientras corría de vuelta a su manada.Ignoró las miradas llenas de sorpresa porque llevara a la hembra inconsciente.La única preocupación que tenía era que Diana estuviera bien.—¡Llamen a la curandera, ahora! —rugió él con voz de Alfa.Sentía que en cualquier momento su corazón se saldría de su pecho.Muchos lobos corrieron para acatar su orden al mismo tiempo que él entraba a la casa.Bajó su preocupada mirada hacia ella notando la palidez en sus perfectos rasgos.Su pelo oscuro y abundante caía enmarañado, por su frente había caído un hilo de sangre que lo preocupaba demasiado.Sabía que ella era una hembra fuerte, pero era su hembra y siempre se preocuparía por ella, Diana era lo mejor que tenía en la vida, incluso aunque no lo admitiera le encantaba su juego de provocación porque ella mantenía siempre sus ojos sobre él.Y cuando despertara iba a decírselo.Iba a hacerle a entender lo importante que era para él.Lo mucho que la necesit
Diana se despertó con un terrible dolor de cabeza mientras era examinada por una extraña hembra mayor.—Ya estás despierta, ¿Cómo te sientes? ¿Puedes ver bien? ¿Estás mareada?Ella abrió la boca.Sus labios estaban resecos al igual que su garganta.—Me duele mucho la cabeza, pero no estoy mareada —susurró ella a modo de respuesta.La hembra asintió como si lo imaginara.— Te dejaré algunas plantas medicinales para el dolor de cabeza. Seguramente pronto estarás bien.—Yo... ¿Podría decirme dónde estoy?La hembra enseguida frunció el ceño clavando sus ojos sobre Diana analizándola antes de preguntar.—¿No sabes dónde estás? ¿Qué recuerdas?Diana pasó su lengua por su labio inferior buscando humedecerlo.Estaba nerviosa.Buscó algún recuerdo, alguna imagen, pero todo parecía haber sido borrado de su cabeza.—Yo... no recuerdo nada. No s-sé quién soy.La curandera la miró conmocionada.—La amnesia no es algo común en lobos y tampoco lo es el hecho de que estuvieras tanto tiempo inconscient