POV: Aurora
El ascensor se detiene en el piso quince con un “ding” demasiado alegre para mi gusto.
La puerta se abre y el olor a desinfectante me golpea como una pared. Alcohol, cloro, algo metálico que asocio con sangre aunque no vea ninguna. Cierro la mano alrededor de la credencial, como si el plástico pudiera protegerme de la sala blanca al fondo del pasillo.
“Control médico – Vega. Instrucción registrada desde Dirección.”
El texto del correo me arde en la memoria. No fui yo quien pidió la cita, pero aquí estoy.
Camino hasta enfermería.
Una enfermera con cofia blanca levanta la vista del computador en cuanto me acerco.
—¿Aurora Vega? —pregunta, antes de que diga nada.
Me detengo.
—Sí.
—Pase, por favor. La estábamos esperando.
Eso no ayuda con los nervios.
La sala es pequeña, demasiado limpia. Una camilla, una silla, un escritorio con pantalla. Todo huele a algo que quiere borrar cualquier otro olor. No lo consigue del todo. Hay un rastro tenue de sudor ajeno, plástico caliente, ca