Eran apenas las 8:30am de la mañana y Marina ya se había duchado, aseado, perfumado y casi vestido para ir a la gruta de Venus. Para ser totalmente sinceros tenía la pobre tanta hambre que en lo único que pensaba era en ir a desayunar y comer un pan tostado con jamón acompañado de un café con leche y de unos huevos revueltos. Se le hacía la boca agua tan solo con pensar en ello. Sí, anoche cenó algo junto con Pablo, pero era tan sumamente ligero que al despertar esta mañana su estómago rugía de hambre.
Se miró de pie al espejo antes de salir y sí estaba espectacular con el vestido sencillo de punto hasta media pantorrilla que había elegido para ir a la gruta de Venus. Debajo solo llevaba un bikini color marrón claro que casi se mimetizaba con el color de su misma piel. Debe ser interesante vérmelo puesto, luego lo comprobaré con Pablo. Y otra vez allí estaba pensando otra vez en él, cuantas veces habían sido ya unas 4 desde que se despertó…ese hombre en las pocas horas que lo conocía