Por Débora
Estoy confundida, mis noches también son eternas sin él, me desespero, lo necesito, necesito sus besos.
Por otro lado muero de celos pensando que deseó a otra.
No soy feliz y a esta altura, creo que la felicidad en el amor no se hizo para mí.
-Si Ema me busca para arreglarnos…lo voy a hacer, estoy cansada de llorar y de extrañarlo.
-Yo no puedo, es más fuerte que yo, aunque el vacío que tengo es inmenso.
Me quedé pensando en lo que me dijo mi amiga y en la mirada, tan triste, de Gonzalo cuando le dije que había ido a mirar hombres.
Se lo dije de peleadora, quería que sufra y que muerda el veneno de los celos.
Él es celoso y posesivo.
Salí del consultorio de la obra social, para la cual estoy trabajando y vi a Marta.
Un miedo me recorrió la columna vertebral.
Las dos nos quedamos mirándonos y me debo haber puesto pálida, porque Marta se apresuró a decir que estaba en la clínica por un tratamiento.
Respiré recién en ese momento.
-No te asustes, estoy bien, gracias por retirar