En ese instante, Carlos entró en la sala con una expresión de alivio.
“Tenemos algo,” anunció. “El cifrado se ha roto parcialmente. Podemos rastrear el destino de la transmisión, pero aún no está claro quién está del otro lado.”
“¿Y qué dice la dirección?” preguntó Marta, acercándose rápidamente.
“Es un servidor en una ubicación remota, en una red privada VPN. Pero lo importante,” dijo Carlos, “es que hemos detectado un patrón en los datos. La próxima transmisión se espera en menos de una hora.”
Alex, que había estado observando en silencio, se levantó y dio una palmada en la mesa.
“Entonces, no hay tiempo que perder. Todos a sus puestos. Esta noche podemos atrapar a quien ha estado jugando con nosotros.”
Mientras el equipo se preparaba para la inminente interceptación, en el fondo de la sala, Laura revisaba una última vez los archivos enviados por Clara. La sospecha de que había más infiltrados dentro de la compañía se intensificaba. La certeza de que alguien más podía estar monito