“Prometido,” respondió Laura, con sinceridad en la mirada. “Pero primero, debemos enfrentar el día a día. Y eso incluye la jornada laboral que tenemos por delante.”
Alex asintió, y fue entonces cuando Laura sintió que la presión de la responsabilidad regresaba. “¿De acuerdo, entonces?”, dijo él, intentando suavizar la carga emocional del momento.
“De acuerdo.” Ella sonrió, un poco más tranquila, y salió de la oficina, dejando atrás el peso de la conversación. Sentía una mezcla de alivio y deseo, sabiendo que el conflicto entre su vida profesional y su relación personal iba a ser un desafío, pero estaba dispuesta a afrontarlo.
La jornada laboral continuó, y aunque ambos actuaron con normalidad frente a los demás, las miradas cómplices y las sonrisas furtivas durante el día hablaban de lo que había sucedido entre ellos. Sin embargo, cuando el reloj finalmente marcó las 6:00 p.m., Laura sintió que el agotamiento la había alcanzado.
Laura se despidió de sus compañeros, todos un poco cansa