El sol comenzaba a filtrarse tímidamente por la ventana de la habitación del hotel. La luz cálida iluminaba suavemente las sábanas desordenadas y el cuerpo de Laura, que yacía todavía en paz, con la respiración tranquila. A su lado, Alex dormitaba, con una sonrisa satisfecha en el rostro. La noche había sido intensa, llena de emociones y descubrimientos, y aunque ambos sabían que la realidad los esperaba más tarde, por ahora solo querían disfrutar del momento presente.Tras unos minutos de silencio, Laura abrió los ojos lentamente y observó el techo, todavía envuelta en un estado de serenidad. Movió suavemente la mano y tocó la de Alex, que aún dormía plácidamente. La sensación de sus dedos entrelazados le provocó una sonrisa tímida y una sensación de calidez que le recorrió el pecho.“Buenos días” —susurró ella, rompiendo el silencio con una voz suave.Alex despertó lentamente, abrió los ojos y le devolvió la sonrisa. Se acomodó un poco y la miró con ternura.“Buenos días” —respondió
Laura estaba inmersa en su trabajo cuando, de repente, la puerta de su oficina se abrió. El jefe, Alex, entró con su característico andar seguro y una sonrisa que hacía que el corazón de Laura se acelerara un poco más de lo habitual. La manera en que se presentó siempre irradiaba una mezcla de autoridad y calidez; era un líder natural. Sin embargo, en ese momento, tras la intimidad compartida de la noche anterior, todo se sentía diferente, un poco más cargado de significado.“Buenos días, Laura”, saludó con un tono profesional pero, a pesar de eso, sus ojos parecían buscar algo más allá del trabajo. “¿Pudiste revisar la agenda del día por mí?”“Buenos días, Alex. Sí, aquí la tengo lista”, respondió Laura, intentando mantener la compostura y ocultar la conexión emocional que aún le latía en el pecho.Se levantó, tomando la carpeta que contenía la programación de la jornada. "Los puntos más importantes son la reunión a las 11 con el departamento de ventas y la revisión del informe de ma
“Prometido,” respondió Laura, con sinceridad en la mirada. “Pero primero, debemos enfrentar el día a día. Y eso incluye la jornada laboral que tenemos por delante.”Alex asintió, y fue entonces cuando Laura sintió que la presión de la responsabilidad regresaba. “¿De acuerdo, entonces?”, dijo él, intentando suavizar la carga emocional del momento.“De acuerdo.” Ella sonrió, un poco más tranquila, y salió de la oficina, dejando atrás el peso de la conversación. Sentía una mezcla de alivio y deseo, sabiendo que el conflicto entre su vida profesional y su relación personal iba a ser un desafío, pero estaba dispuesta a afrontarlo.La jornada laboral continuó, y aunque ambos actuaron con normalidad frente a los demás, las miradas cómplices y las sonrisas furtivas durante el día hablaban de lo que había sucedido entre ellos. Sin embargo, cuando el reloj finalmente marcó las 6:00 p.m., Laura sintió que el agotamiento la había alcanzado.Laura se despidió de sus compañeros, todos un poco cansa
Alex Caravasile, a sus 35 años, era el epítome del éxito en la ciudad de Soapire. Él es de estatura alta, con un rostro atractivo y bien cuidado, su cabello oscuro contrastaba con sus intensos ojos verdes. Siempre vestido con trajes de diseñador, su apariencia impecable reflejaba su filosofía de vida: "La perfección no es opcional, es mi norma."Nacido de inmigrantes rumanos que se establecieron en Venezuela, Alex había experimentado la escasez y las dificultades desde muy joven. Esa infancia difícil fue el motor que lo impulsó a trabajar incansablemente para alcanzar el éxito. Su empresa de maquillaje, "Los Laureles", se había convertido en un pilar en la industria del maquillaje, conocida por su innovación y calidad inigualable.El éxito de Alex no era solo fruto de su esfuerzo, sino también de su personalidad exigente y perfeccionista. En su oficina, dominada por el estilo minimalista y elegante, cada detalle estaba meticulosamente cuidado. No había espacio para errores ni mediocr
El primer rayo de sol se colaba por la ventana, iluminando la pequeña habitación que Laura Kim compartía con su hermana menor, Sofía. El sonido del despertador resonó, marcando el inicio de un nuevo día lleno de oportunidades. Las hermanas Kim se levantaron con la frescura de la mañana, listas para enfrentar otra jornada en la cuidad de Soapire, en la capital de VenezuelaLaura se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. Se movía con agilidad y eficiencia, a pesar de la falta de sofisticación en su entorno. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, mientras Sofía, aún adormilada pero dispuesta, ponía la mesa.“¿Lista para tu entrevista?” preguntó Sofía a su hermana Laura, sirviendo un plato de arepas humeantes.Laura asintió, mientras untaba un trozo de queso fresco. “Sí, deseo que este sea el día en que finalmente consiga un buen trabajo. Helena Rodríguez la Directora de Recursos Humanos de la Empresa de Maquillaje “Los Laureles” parece ser exigente, pero sé que puedo de
El amanecer se insinuaba a través de las cortinas, tintando la habitación con un suave resplandor dorado. Laura despertó con el sonido del despertador, sintiendo una mezcla de emoción y nervios. Era el primer día en su nuevo trabajo en "Los Laureles".Sofía, como siempre, fue la primera en levantarse. A pesar de su agenda ocupada en la facultad de medicina, no dejaba de motivar a su hermana mayor. "¡Buenos días, Laura! Hoy es el gran día. Estoy segura de que lo harás increíble", dijo mientras preparaba el desayuno."Gracias, Sofía. Tengo un poco de nervios, pero estoy lista para enfrentar lo que venga", respondió Laura, con una sonrisa determinada. Juntas, disfrutaron de un desayuno rápido, conversando sobre sus expectativas para el día.Tras despedirse con un abrazo entre las hermanas Kim en la puerta de su casa, Sofía se dirigió a la universidad, mientras Laura se encaminaba hacia su nueva oficina. El viaje en transporte público le dio tiempo para reflexionar sobre la oportunidad qu
El reloj marcaba las 8:03 a.m. cuando Laura salió apresurada del ascensor. El eco de sus tacones resonaba en el pasillo mientras su mente repasaba las instrucciones que Helena le había dado durante el recorrido. Al llegar a la puerta de la sala de reuniones, apenas tuvo tiempo de acomodarse cuando una voz firme y fría rompió el silencio."Se supone que la puntualidad es una cualidad indispensable, señorita Kim," dijo Alex con un tono gélido, cruzando los brazos mientras su mirada la evaluaba con severidad. "Si no puede llegar a tiempo en su primer día oficial de trabajo, ¿cómo espera cumplir con las expectativas que tenemos aquí en 'Los Laureles'?"Laura sintió cómo el aire se volvía pesado. Respiró hondo y, aunque las palabras de Alex la habían tomado por sorpresa, trató de mantener la calma. "Señor Caravasile, lamento si ha interpretado mi llegada como tardanza, pero estaba terminando un recorrido por las instalaciones con Helena. Estaba cumpliendo con lo que ella consideró necesari
El día siguiente amaneció con una sensación de expectativa en el aire. Laura se despertó más temprano de lo habitual, decidida a prepararse para enfrentar el reto que representaba trabajar con Alex Caravasile. Se vistió con un traje que le daba confianza, uno que la hacía sentirse muy poderosa y lista para conquistar cualquier obstáculo.Al mirarse en el espejo, se recordó a sí misma que no permitiría que la frialdad de su jefe la desanimara; por el contrario, cada interacción sería una oportunidad para demostrar su valía.Al bajar a la cocina a prepararse un café, se encuentra a su hermana Sofía que se despertó muy temprano también para ir a la universidad.“Buenos días, Sofía hermanita mía de alma. No esperaba verte tan temprano. ¿También tienes un día complicado por delante?”“¡Buenos días! Sí, tengo una presentación importante en la universidad hoy. Estoy un poco nerviosa, la verdad. ¿Y tú? ¿Lista para tu segundo round con el jefe exigente?”(Laura riendo) “Bueno Sofía, "lista" es