98. Terapias, un hombre impaciente y una llamada inesperada
Los días de terapia física comenzaron y Jack estaba más insoportable que nunca, tanto que tuvieron que cambiar un par de veces de fisioterapeuta.
— ¿Cuánto tiempo va a durar esto? — preguntó, hastiado, a la mujer que había tomado el desafío de conseguir su completa rehabilitación física.
Esta sonrió.
— El tiempo lo decide usted, y el empeño en la recuperación también — le contestó con paciencia.
Él volteó los ojos como si fuese un chiquillo de nueve años, capricho y rebelde.
— Estoy harto de tener que depender de los demás — volvió a quejarse — ¿Puede ese tiempo concluir ahora?
La mujer abrió la boca, pero la cerró tan pronto esa dulce joven llegó a la sesión, ya se le había hecho extraño que no estuviese allí.
— Deja a Elena hacer su trabajo en paz — intervino Kira, dulce, inclinándose para darle un cálido beso en la mejilla —. Mientras más te quejes, más durará.
— Es lo que intento decirle — añadió Elena, continuando con lo suyo.
Jack suspiró largamente, y sus ojos volvieron a brill