••Narra Charlotte••
El jardín de la mansión Lancaster taba lleno de una vida y una calidez que hubiera sido inimaginable un año atrás. Guirnaldas de colores colgaban entre los árboles, una mesa larga estaba repleta de comida sencilla pero deliciosa y el centro de todo era un pastel con la forma de un león, un poco torcido pero hecho con amor por la abuela Elisa. En el centro de este pequeño universo, sobre una manta suave, estaba Jesús, mi pequeño león de seis meses, vestido con un disfraz de felpa con una capucha con orejitas que le hacía parecer un cachorro rugiente. Intentaba gatear hacia todo lo que brillaba, arrastrando su regordete cuerpo con una determinación que me llenaba de orgullo.
Miré a mi alrededor, absorbiendo la escena. Mis suegros estaban sentados en sillas de jardín, observando a su nieto con una ternura que había suavizado incluso los rasgos más severos de Elisa. Willy y Arturo… Bueno, Willy intentaba decorar un árbol cercano con más guirnaldas mientras Arturo, c