Capítulo 96: Adaptación.
Frederick tomó mi rostro entre sus manos. Por unos segundos, me observó con aquellos ojos profundos e intensos. Sin mediar palabra, se inclinó y depositó un beso en mi frente.
Jamás había hecho eso, ni siquiera cuando estábamos casados.
Sentí un cosquilleo en el pecho que tuve que ignorar por mi propio bien.
—Descansa —susurró contra mi piel—. Cuando vuelva, quiero encontrarte durmiendo.
Asentí mecánicamente, observando cómo se alejaba por el pasillo principal, su figura alta y poderosa reduciéndose hasta desaparecer tras la puerta.
Sabía lo que significaba su salida, sabía a dónde se dirigía y me imaginaba lo que les haría. Lo que no sabía, era como sentirme. Quería que ese par sufriera demasiado, quería que desaparecieran, pero se sentía tan raro dejar que otros se encarguen de limpiar mi basura.
Era bueno no tener que ensuciarme las manos, pero… ¿Él estaba bien ensuciándoselas por mí?
Por inercia, mis pies me llevaron hacia el ala restringida. Fue un acto reflejo, semanas de