El eco de mis palabras aún resonaba en el aire cuando sentí las piernas temblarme. “Porque sé que todo es una actuación para volver a lastimarme”. La expresión de Frederick se quebró como cristal bajo un martillo, y en ese instante supe que no podía quedarme.
Retrocedí, observando como la gente me veía, como si fuera un fenómeno. Seguro pensaban que la misteriosa prometida rusa de Frederick era una demente y puede que fuera verdad, ¡puede ser que sí estuviera demente!
Digo, este hombre jugó con mis sentimientos, metió a mi padre a la cárcel y me dejó vivir en la miseria. Y un año después yo estaba aquí, rodeada de personas que me odian, fingiendo que era otra persona, que los comentarios que me lanzaban los presentes no me lastimaban, y todo porque me estaba dejando embelesar por las palabras de Frederick, estaba permitiendo que se colora a un lugar prohibido. ¡Al mismo hombre que jugó conmigo!
En verdad estaba enloqueciendo.
Mis pensamientos me estaban abrumado y sentí que mi ce