No sabía de que exámenes estaban hablando, yo jamás autoricé y mucho menos recuerdo, que me hayan extraído sangre o algo por el estilo.
Levanté mi brazo, notando un piquete de aguja.
«En verdad me habían hecho exámenes. No era una trampa de Frederick»
Me despedí de la doctora, con la mente revuelta.
¿Qué podía ser tan importante para que me pidan ir de inmediato?
—Yo… Necesito irme —Le dije a Frederick sin mirarlo.
Fui directo a donde estaba Cenizas.
—No permitirán que el gato entre al hospital —respondió mi exesposo en el momento exacto en que me acuclillé para tomarlo.
Giré el cuello para verlo al instante.
—¿Cómo sabes a dónde voy?
—Te dije que descubrí algo anoche en el hospital —Me miró a los ojos sin mostrar expresión alguna—. Deja al gato y ve al hospital. Esa bola de pelos estará aquí esperándote.
Miré a Cenizas y después a Frederick. No tenía ningún lugar para dejar a mi pequeño compañero y al parecer, mi ex no le aplicó ninguna tortura medieval.
—Si le haces algo al gato, me