••Narra Charlotte••
Frederick entró al comedor. No lo había visto desde anoche, después de tener sexo. En algún punto mientras yo estaba dormida, se fue y no regresó hasta ahora.
Tenía unas ojeras gigantesca, por lo cual significaba que donde sea que estuvo no fue a dormir.
«¿Y si estuvo con otra mujer?»
Negué con la cabeza rápidamente, apartando el pensamiento intrusivo.
«Él parecía muy complacido después de que tuviéramos sexo anoche. Era imposible que se haya ido con otra»
Simplemente, eran mis inseguridades hablándome.
Se sentó frente a mí, tomando su café negro sin azúcar.
—He pensado en lo de la invitación —dijo, sus ojos azules fijos en mí por encima del borde de la taza.
Contuve la respiración.
«Por favor, di que sí. Por favor»
En mi mente ya veía los pasillos de la mansión de Can, los archivos, las conversaciones que podría escuchar… La prueba que liberaría a papá.
—He decidido aceptar. Iré a la fiesta de Can el sábado.
La sonrisa que estalló en mi rostro fue instantánea