Capítulo 179: Bien jugado, Sra. Lancaster
Yo estaba apoyada contra el borde de la cama, sintiendo la madera tallada contra la parte posterior de las piernas, mientras él, como un tigre acechando, bloqueaba la puerta con los brazos cruzados. Su orden resonaba en el silencio: “Elige tus palabras con mucho cuidado. Tu libertad depende de ellas.”
Respiré hondo, centrándome en la lista mental que había ensayado durante el trayecto de regreso. Esta era mi jugada. Mi única oportunidad de reclamar algo de autonomía en esta jaula dorada.
—Muy bien, Lancaster —dije, manteniendo mi voz lo más firme posible, aunque el pulso me martillaba en las sienes. Enarcó la ceja al ver que lo llamaba por su apellido en lugar de su nombre—. Estas son mis condiciones, las que yo exijo para este… contrato matrimonial tardío.
Primera cláusula: Libertad de movimiento
Levanté un dedo, manteniendo su mirada desafiante.
—Ya no soy tu prisionera. Soy tu esposa. Y como tal, tengo derecho a salir de esta casa cuando lo considere necesario, sin tener que pedi