Decir que me quedé con la boca abierta es poco. Más bien, la mandíbula casi se me cae al suelo.
Yo juraba que los padres de Frederick ya no seguían con vida. Jamás los había conocido, ni siquiera la prensa estaban al tanto de ellos, ya que según los periodistas, los registros de sus padres estaban sellados y eran inaccesibles.
Él jamás hablaba de ellos y por el odio que sentía por mi padre, incluso llegué a pensar… que murieron por su culpa. Pero había descartado esa posibilidad cuando dijo que mi padre era el causante de la pérdida de la pierna de su padre, no de su vida.
—Diles que los atenderé en unos minutos y prepárales una habitación. Deben estar cansados por el largo viaje —respondió Frederick sin más. La sirvienta se fue y él miró a ambos hombres—. Ustedes también lárguese.
Arturo ayudó a levantar a Willy, sacándolo de la habitación. Quedamos él y yo solos, el cual actuaba con normalidad, como si no estuviera pasando nada del otro mundo.
Pasó a mí lado y pareció ignorar q