95. Caímos en la emboscada
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La luna se colaba entre los árboles cuando el grito ahogado de un nefilim rasgó la calma nocturna.
Una runa explosiva camuflada en un árbol cayó justo cuando uno de los cazadores se adelantó por error. El fuego místico le desgarró el muslo, y su grito fue tan crudo que hasta los pájaros huyeron de las copas.
—¡Demonios! ¡Caímos en una emboscada! —gritó otro—. ¡Esto no es una huida, es una maldita trampa de esos lobos!
Héctor frenó su camioneta al borde del barranco y bajó de inmediato. Su mirada se posó en el humo que salía de la trampa.
—No… —susurró con una furia que no lograba contener—.
Esto no es una emboscada.
Esto es Ryder jugando con nosotros.
Y eso lo enfurecía aún más.
Ryder, Seraphina, Blake, Noelia y Maverick habían improvisado un pequeño campamento a 50 km del último punto rastreado.
Los cuatrillizos estaban en una tienda de campaña reforzada con runas de protección.
Lya abrazaba su peluche favorito.
Orión estaba despierto, alerta.
Nikolai hojeaba un libro viejo de map