88. Aún esperaba
88
Seraphina
El sueño me atrapó con una suavidad engañosa.
Al principio solo era oscuridad…
Luego, una oficina pulcra y minimalista.
Yo miraba a Ryder con lágrimas en los ojos, parada frente a él, las manos sobre mi vientre plano. Ryder estaba de pie, con los brazos cayendo pesadamente a los lados y la mandíbula tensa.
Su voz resonaba en mi cabeza, pero distorsionada, como si llegara desde muy lejos.
—No puedes tener a ese bebé, debes abortar —su voz dura y fría como una sentencia.
Mi pecho dolía.
Mi voz era más baja, desesperada.
—No voy a abortar solo porque no soy suficiente para ti, no te necesito —le dejé claro.
Luego el panorama cambió.
Una choza, olor a humedad y vegetación… también el olor a sangre y gritos… mis gritos.
Un grito, uno que parecía no venir de mí, y luego el ardor en mi espalda. Sangre. Mucha sangre.
Un espejo me devolvía una imagen fugaz: mis ojos brillaban plateados. El suelo temblaba. Un anciano gritaba mientras yo me encorvaba, jadeando, aferrada