Los bebés dormían profundamente, sus respiraciones diminutas y regulares llenando el silencio con una armonía casi mágica. Ya habian pasado dos meses desde la llegada de zendaya y sus pequeños en su acogedor hogar. Cada dia posponian la rueda de prensa por temor a que no estuvieran listos para enfrentar los que se les podia venir encima.
Zendaya estaba sentada en el sofá, exhausta, pero con una sonrisa tranquila; los trillizos finalmente descansaban y la casa estaba envuelta en un silencio cálido y protector.
Leonard estaba arrodillado frente a la cuna de Jamil, el pequeño beta, acunándolo suavemente mientras sus manos se movían con cuidado, meciendo la cuna. Su mirada seguía cada gesto de Zendaya, y aunque intentaba concentrarse en la tranquilidad de los niños, no podía evitar notar cómo ella se movía con esa gracia tranquila.
Jean, por su parte, estaba en el otro extremo de la habitación al lado de la cuna de Gerald y Galileo, acariciando la cabeza de uno acomodado en su espacio, mi