A la mañana siguiente, Nicolás llegó al hospital a toda prisa. Bianca y Francisco no habían dormido en toda la noche; acababan de lavarse la cara en el baño.
—Señorita Bianca, las cosas se han complicado. —Al ver su cara demacrada, a Nicolás le costó darle más malas noticias. Pero no tenía opción.
—¿Qué pasa? —preguntó ella, mirando a Francisco, quien parecía igual de confundido. Un mal presentimiento la invadió.
—Mire. —Le entregó un periódico.
Bianca lo tomó. En la portada, una foto de su boda con Efraín. El titular decía: "Crisis en la alta sociedad: la hija menor de los Lira, sola ante la tragedia". Le temblaron las manos. La siguiente foto era aún peor: era ella, el día de la entrevista, siendo sostenida por Francisco. El titular: "Famoso diseñador apoya a la heredera Lira en el hospital: una relación más allá de la amistad".
—Esto… esto es ridículo. —Enojada, rompió el periódico en dos. Miró a Francisco, que permanecía en silencio, y se disculpó—. Lo siento, Francis. Te estoy ca