Carlos se plantó frente a Bianca con una expresión difícil de descifrar.
—Hola. ¿Tú eres el asistente de Efraín, verdad? —dijo ella con una ligera sonrisa—. Ya nos habíamos visto.
—Ah, sí —respondió él, devolviéndole el gesto—. El presidente me pidió que le preguntara cómo está la señorita Claudia.
—¿Y por qué no vino él a preguntar?
Carlos dudó un momento antes de extenderle el sobre manila que traía en la mano.
—Esto es de parte del presidente. Dijo que lo entendería en cuanto lo viera.
Bianca sabía de antemano lo que contenía, pero aun así lo tomó. Al abrirlo, vio varias hojas de papel. El título en la primera página era inconfundible: “Acuerdo de Divorcio”. Aunque ya se lo esperaba, sintió una terrible decepción al verlo. Decidió ignorar el dolor; después de tanto tiempo, era imposible que los sentimientos desaparecieran de la noche a la mañana, pero estaba segura de que, con la separación y el paso del tiempo, todo volvería a la normalidad.
—El presidente dice que le desea que se