Capítulo 28: Una luna de miel cancelada.
De más está decir que la noche de bodas fue de lo más excitante, con las pasiones desatadas, la mezcla entre la experiencia y la inocencia que los hizo probar más de lo que ya habían probado.
Mateo ha ido a tierra por algunas cosas y para arreglar algunos asuntos, el yate está apostado en el puerto de Vibo Marina, una pequeña ciudad al sur de Italia. Ella se ha quedado con la excusa de querer disfrutar de la brisa marina y la combinación con la lectura, pero lo cierto es que se siente muy mal y no quiere moverse más de lo que el yate ya lo hace.
Corre al baño por tercera vez en una hora, el desayuno que Mateo le preparó no aguantó demasiado y se dice que lo suyo definitivamente no es el estar en un barco. Se lava los dientes, se moja el rostro y decide irse a la cama a intentar dormir un poco, tal vez con eso se le pase.
Así la encuentra Mateo, la ve algo inquieta, deja las bolsas con las cosas que compró a un lado y se mete a su lado, la atrae a su cuerpo y ella emite un quejido.