Capítulo 20: Libertad Vigilada.
Vania se queda mirando a Mateo como si lo que le estuviera pidiendo fuera algo sin sentido, se remueve un poco en la cama para separarse de su contacto y se sienta con la espalda apoyada en la almohada, abrazando sus piernas, mirando fijamente el edredón y pensando si estaba en un sueño o no.
Él se la queda viendo, con las ganas de abrazarla, pero sabe que la proposición la ha tomado por sorpresa, incluso a él, no porque no hubiese decidido ya pedirle matrimonio antes, sino porque pensaba hacerlo en un momento más adecuado.
—Dime algo, por favor —Vania lo mira a los ojos y puede ver la duda en ella.
—Mateo, no sé qué decirte, esto es demasiado confuso… —se baja de la cama, con las pocas fuerzas que tiene y camina al sofá—. Desde que te conocí no sé qué hacer, qué decir, cómo comportarme, porque todo de mí parece molestarte.
«Me dices que me amas, que quieres estar conmigo por el resto de nuestras vidas, pero yo tengo miedo de que mañana cambies de opinión, que vuelvas a tratarme mal.