Capítulo 19: Una declaración desesperada.
Cuando Mateo llega a la pista, antes de subirse al avión llama a Acacia para saber de Vania.
—El doctor acaba de llegar, la está revisando en este momento.
—No los deje solos, por si necesita algo —pero en realidad son celos puros de que otro hombre la esté tocando, aunque sea para saber qué tiene.
—No, señor, aquí estoy.
—Llegaré en unas dos horas, tal vez menos, en cuanto aterrice en Florencia la llamaré.
Corta la llamada, toma asiento lleno de nervios y se queda allí esperando al despegue. Los cincuenta y seis minutos que dura el viaje se le hace eterno, pero no puede hacer nada más que esperar a que abran la puerta. Llama a la casa, en donde ya se sabe que es una gripe bastante fuerte producto de la llovizna, pero también un fuerte estrés.
Mateo se siente culpable, porque su actitud y castigo la han dejado así. Se sube al auto y decide manejarlo él mismo, porque si no se moriría de los nervios.
El trayecto que normalmente dura entre cuarenta y cincuenta minutos, lo hace en menos d