Ambas mujeres rieron de nuevo, disfrutando del veneno que destilaban sus palabras. Ivy, por dentro, hervía de rabia, pero Katherine mantuvo la calma. No le importaba lo que esas mujeres pensaran. No sabían nada de su vida, ni de lo que estaba por venir.
Ivy se inclinó hacia Katherine, aún furiosa por la crueldad de los comentarios.
—¿Por qué no me dejas ponerlas en su lugar? —susurró, casi rogando por intervenir.
Pero Katherine simplemente sonrió, con una calma que desconcertó a su amiga.
—No te preocupes —dijo Katherine con suavidad—. Muy pronto se tragarán sus palabras.
Abigail, todavía disfrutando de su pequeña escena, agregó otro comentario mientras señalaba a su esposo que hablaba con Gregory Marsh a lo lejos.
—De hecho, mi esposo está en este mismo momento platicando con el señor Gregory. Viendo nuestro estatus, es más que seguro que ambas familias se unirán para un negocio que beneficiará a todos. No como algunas personas aquí que solo están de paso, esperando conseguir un poco