Anthony no mostró emoción ante esa declaración, pero internamente luchaba con su creciente confusión. Sabía que Katherine representaba mucho más para él de lo que quería admitir, pero también sabía que no estaba dispuesto a dejar que su abuelo, o cualquier otro, decidiera su destino por él.
—¿Ahora es un problema?, cuando tú me obligaste a casarme con ella. Deja los sacrificios a mí—, dijo Anthony. —Lo que hago, lo hago por la familia, pero a mi manera.
Richard soltó una risa áspera, golpeando el suelo con su bastón.
—Veremos si puedes manejarlo. No subestimes a los Marsh... ni a tu propia debilidad.
Anthony se giró y salió de la sala, sin esperar más palabras. Tenía mucho que hacer, y no iba a perder más tiempo en esas murmuraciones familiares. Afuera, mientras las puertas se cerraban detrás de él, su mente ya estaba en el próximo movimiento: proteger a Katherine, saber que había detrás de los Marsh y aquel veneno, y sobre todo, mantener el control absoluto de su destino.
Anthony sal