—Papá...—, comenzó Katherine, eligiendo sus palabras con cuidado, —sé que esto no es fácil, pero lo importante ahora es que estás aquí, fuera del hospital. Solo... mantén la calma por ahora.
Stanley asintió, entendiendo el subtexto de sus palabras. —No te preocupes, hija. Sé cómo manejar a gente como Anthony. Pero quiero que sepas que no voy a quedarme de brazos cruzados. He aprendido a ser paciente.
Katherine lo miró, sabiendo que detrás de esas palabras estaba una promesa no dicha. Ambos actuarían de forma estratégica, aparentando sumisión mientras en secreto tramaban su escape de las garras de Anthony. Ella no quería preocupar a su padre revelándole todo lo que tenía en mente, pero algo le decía que Stanley estaba pensando en lo mismo: llevar la fiesta en paz por ahora, pero buscando la oportunidad de liberarse.
Los dos sabían que la apariencia de cooperación era la mejor defensa que tenían en ese momento. Anthony era impredecible, y si cualquiera de los dos provocaba su ira, el ca