—¿Cómo está ella? —preguntó con una voz áspera que no ocultaba su preocupación.
La doctora, quien aún no estaba al tanto de la situación personal entre ellos, levantó la mirada de su expediente. Sin más, respondió con la misma naturalidad que utilizaría para cualquier otro paciente.
—La salud de su esposa y la del futuro hijo están en buen estado —informó, sin siquiera notar la tensión que sus palabras provocaban.
El mundo de Katherine se desmoronó en un instante. Todo lo que había querido ocultar, todo el miedo y la incertidumbre que había guardado, quedó al descubierto en un solo momento absurdo. El rostro de Anthony se transformó, su ceño se frunció con incredulidad, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. La sorpresa lo atravesó como una bala.
Katherine lo miró fijamente, sintiendo que el aire se escapaba de su pecho. Sus ojos, llenos de pánico, se encontraron con los de él, y en ese breve instante, Anthony vio lo que había estado ocultando. El terror en la mirada de Kathe