—¡Mírame, Sofía! —gruñó—. ¿Vas a atreverte a seguir engañándome, sabiendo lo que has hecho?
Sofía intentó responder, pero su mente era un torbellino de pánico. ¿Por qué Anthony no estaba creyendo las pruebas? Ella había planificado todo meticulosamente. Cada detalle, cada palabra de esos documentos había sido falsificada a la perfección. ¿Cómo podía estar fallando?
Antes de que pudiera siquiera articular una palabra, Anthony señaló la entrada de la mansión con un gesto rápido y furioso. En ese momento, la puerta se abrió lentamente, y uno de los hombres de Anthony entró acompañado de una figura que Sofía reconoció de inmediato.
Era el doctor que la había ayudado a orquestar el engaño.
Los ojos de Sofía se abrieron de par en par, su terror ya no podía ocultarse. La frialdad que había intentado mantener se evaporó, dejando solo una mujer al borde del colapso. La expresión en su rostro era una mezcla de shock y horror. Todo su mundo se desmoronaba frente a ella, y no tenía manera de dete