Valeria se movió como pez entro del agua entre los invitados, del brazo de Nino Montreau. Saludó a los afines de su esposo con una sonrisa de pasta dental tal y como lo recomendó su cómplice en esta batalla. Continuó con algunos ases bajo la manga, su inteligencia y dominio por los conocimientos generales guardados por ahora. Necesita que vean al florero actuar como la anfitriona perfecta.
—Te felicito mi diosa, lo haces perfecto —Valeria tembló visiblemente ante el elogio de su amigo.
—Gracias cariño —apretó su trabajado brazo con ambas manos —. Debo confesar que estoy muy nerviosa, pero al parecer a estas personas solo les interesa que les sonrían —susurró al oído de Nino, este soltó una risita cómplice.
Las horas avanzaron y entrada la noche se sirvió una cena express presidida por Dino y el grupo de logística de Nino. Todo estaba saliendo a la perfección con la única intención de agradar a los presentes. Niño se acerca a Valeria con una gran sonrisa engreída, su expresión denotaba