Unos meses después.
El vientre de Veni ya se notaba claramente abultado. Su embarazo había llegado a los cinco meses, pero su estatus legal seguía siendo el mismo: aún no era la esposa legítima de Bastian.
Aquella tarde, estaban en la sala de estar de la casa de Bastian. Veni estaba sentada con un vaso de zumo de naranja en la mano, el rostro visiblemente molesto.
—Bas, ¿hasta cuándo vamos a seguir así? —preguntó Veni, alzando el tono de voz.
Bastian la miró de reojo desde el sofá.
—¿A qué te refieres?
—¡A nuestro estatus! Tengo cinco meses de embarazo y sigo siendo una amante. La gente ya ha empezado a hablar, Bas.
Bastian suspiró, intentando mantener la calma.
—Estoy buscando el momento adecuado. No me presiones.
—¿El momento adecuado? —bufó Veni—. Si esperamos el momento adecuado, este niño nacerá antes de que divorcies a Nara.
Bastian guardó silencio unos segundos.
—Ya te dije que me encargaré de eso.
—Ahora, Bas. Quiero que te divorcies de Nara ahora mismo —exigió Veni.
Bastian s