Capítulo 30
Eric se despertó con la respiración agitada. Su pecho subía y bajaba con rapidez, y en su frente había un leve sudor. Se incorporó en la cama, observando la habitación oscura a su alrededor.
—Dios mío… —murmuró, cubriéndose el rostro con ambas manos—. Solo fue un sueño…
Aún podía recordar con claridad los detalles: las caricias, los besos, incluso el aroma del cuerpo de Nara. Todo había parecido demasiado real.
Eric se levantó y caminó hacia el baño. Dejó caer varias veces el agua fría del grifo sobre su rostro.
—Santo cielo, ¿por qué tuve que soñar algo así? —dijo de nuevo, mirándose en el espejo.
Con un largo suspiro, tomó el teléfono de la mesita junto a la cama. Sus dedos se movieron con rapidez, marcando el número de Nara.
Tuut… tuut…
No hubo respuesta.
Eric lo intentó una vez más. Igual que antes, la llamada solo sonó sin que nadie contestara.
—Quizá ya está dormida —murmuró. Sin embargo, la curiosidad seguía rondándole la mente.
Dejó el teléfono en la mesa y volvió