Eric volvió a entrar en la habitación con una tableta y un vaso de agua tibia. Pero en cuanto vio a Nara, se detuvo en seco.
El cuerpo de Nara temblaba bajo la manta, su rostro más pálido que antes.
“Nara?” Eric dejó el vaso sobre la mesa y se sentó enseguida al borde de la cama. Tocó la frente de Nara y soltó una maldición en voz baja. “Mierda… la fiebre ha subido.”
Nara abrió los ojos lentamente. Su mirada estaba vacía, pero aún consciente.
“Tenemos que ir al hospital,” dijo Eric. “Te voy a cargar ahora mismo.”
Pero justo cuando Eric se inclinó para pasar los brazos por debajo del cuerpo de Nara, la mano de ella se alzó, tirando débil pero firmemente del cuello de la camisa de Eric, deteniéndolo.
“No…” susurró Nara con voz baja. “Solo… solo necesito un abrazo.”
Eric se quedó inmóvil. “¿Qué?”
Nara atrajo el cuerpo de Eric hacia el suyo y lo abrazó con fuerza, su cuerpo aún temblaba por la fiebre. Respiraba entrecortadamente, pero con un deseo claro de sentirse protegida.
“Solo un mom