Catherine apenas podía creer lo que estaba escuchando. Había dado por hecho que Thomas no tenía la menor idea de lo que pasaba, que no estaba al tanto de todo aquello que su padre le había obligado a hacer. Después de todo, eso habría justificado el que la tratara de forma tan cruel y es que no sabía sus motivos.
—¿En verdad lo sabes? —trato de asegurarse.
—Si, así es —reconoció.
Sinceramente esperaba que no fuera de ese modo, porque de ser así solo sería aún peor su situación. Eso significaría que Thomas no solo había permitido que su padre le hiciera todo ese daño, sin importarle su dolor. Sino que también la había culpado por lo sucedido, por acceder a aquel matrimonio que ninguno de los dos deseaba; aun cuando sabía que no tenía ninguna opción.