Capítulo 48

Unos días después, se encontraban desayudando con calma.

 —Me temo que no podre venir a comer hoy —le anuncio Thomas.  

 —¿Hay algún problema? —se preocupó.

 —No, al contrario. Las sedas al fin llegaron a la ciudad y necesito arreglar su almacenamiento y su distribución a algunos clientes. Temo que eso me lleve todo el día —le conto animado, a pesar de todo el trabajo que tenía por delante. 

 —En ese caso, te deseo la mejor de las suertes y te esperare para cenar. Podrás venir entonces ¿no es así? —deseo asegurarse. 

 —Si, nos veremos entonces —le aseguro. 

Solo un rato después, lo despidió en la puerta deseándole suerte y dándole un fugaz beso.

Paso el día entero ocupándose de algunos pendientes en la casa, r

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