Esa noche, Thomas la guio por la casa hacia el segundo piso y hasta detenerse en una puerta en específico.
Al quedarse de pie, Thomas la volteo a ver en completo silencio. Esperaba que se negara, que le dijera que no pensaba compartir la habitación con él. Lo cierto es que se encontraba dispuesto a aceptarlo; después de todo, su relación había sido todo menos común. Se encontraba dispuesto a aceptar su decisión, fuera cual fuera y solo esperar.
Sin embargo, eso no sucedió y es que en su lugar solo sostuvo su mano, dándole un ligero apretón. Cuando la volteo a ver, ella solo pudo asentir y entendió que aceptaba lo que sucedería.
Thomas entonces abrió la puerta y entraron juntos. No sucedió nada entre ellos, solo se recostaron en la cama uno al lado del otro y durmieron. No se trató de algo que discutieran, sino que tan solo sucedió y