Elena jamás imaginó que Sebastián reaccionaría así contra ella. Su aura de Alfa la oprimía, casi ahogándola. Por un instante, el pánico asomó a sus ojos. Las lágrimas no tardaron en brotar, deslizándose por sus mejillas como perlas rotas, mientras su voz se quebraba de dolor y miedo.
—Sebastián... me estás lastimando... —lo miró con cara de víctima e inocente.
—¿Cómo se te ocurre? ¿Y cuándo iba a tener la oportunidad de quedarme a solas con Ariana? Llevo años a tu lado, sabes perfectamente lo mucho que significa este plan para ti. ¿Para qué iba a echarte todo a perder precisamente ahora? ¡Hoy se supone que es nuestra ceremonia de apareamiento, el día más importante de nuestras vidas!
—¿Otra vez esa maldita Ariana te llenó la cabeza de mentiras? Es hija de un traidor, ¿qué puede esperarse de ella? ¡Seguro quiere que nuestra unión fracase para seguir aferrada a ti, a ver si logra conquistarte otra vez!
Durante años, Elena le había repetido palabras similares al oído una y otra vez, incan