Con una sola frase, Sebastián palideció completamente.
Clavó la mirada en el amuleto que sostenía Marcos, paralizado, sin poder moverse por un largo momento.
Sin previo aviso, se abalanzó sobre él y lo sujetó por la camisa. Su poder de Alfa se desató sin control, asfixiando a Marcos con su intensidad. Las palabras le salían atropelladas, la voz quebrada por la desesperación.
—¡¿De dónde sacaste esto?! ¡¿Dónde está Ariana?! ¡¿Dónde?!
—¡¿De qué accidente hablas?! ¡Cuéntame todo!
Marcos conocía cada detalle de sus planes, así que verlo tan desesperado solo le arrancó un suspiro resignado.
—Ariana envió esto hace dos días. Acaba de llegar con tu nombre, así que pensé que era para la ceremonia.
—Sebastián, Ariana... algo le ocurrió. Esta mañana. Revisé su vuelo. El accidente está en todas las noticias. No hay duda.
—Querías vengarte por lo que hizo su familia. Tenías planeado arruinarla. Pero ahora que Ariana desapareció... tal vez sea mejor suspender lo de los videos...
—No olvides que era