— ¡No, Mikel! — Isabella salió corriendo del callejón y vio el cuerpo de Mikel tirado en el suelo y al delincuente a su lado con el arma en la mano — ¿Qué hiciste?
— No me dejó alternativa — respondió ayudando a levantar a su compañero y poniendo pies en polvorosa.
La mujer se inclinó al lado de su exmarido, buscando la herida de la bala.
— Isabella…
— No, no hables, no te esfuerces — ella dijo, ubicando la entrada del proyectil y haciendo presión con una mano para detener la hemorragia.
— Isa… ¿Estás bien? No me perdonaría si te pasara algo…