Seis meses después.
— ¿Te sientes bien cariño? — James le preguntó a su amada en un susurro al oído.
— Más o menos, espero que las náuseas no me hagan una mala jugada en la entrada al altar — le dijo acariciando su rostro — ¿Sabes si todo está listo?
— Allá abajo hay un ejército de gente trabajando, no preocupes.
— ¿Y Maty?
— Está feliz, me dijo que está ansioso porque nazca su hermanito, por eso de que se ha sentido muy solo, ya sabes…
— Este bebé será un regalo para todos, y especialmente para Maty.
— Sí, ya lo sé.
— James…
— ¿Sí?
— Debes ir a vestirte.
— Pero quiero estar más tiempo contigo.
— Pero debo arreglarme, amor.
Mientras ella hablaba, Edgar irrumpió en la habitación haciendo un verdadero escándalo junto con su equipo de estilistas.
— ¿Y tú todavía estás aquí? ¿No sabes que es de mala suerte ver a la novia antes de la boda? — Le dijo en tono de regaño con ese estilo característico suyo tan amanerado y poco sutil.
— Sí, ya sé, ¡Ya sé! Ya me voy — saliendo de la habitación y